Sin necesidad de ser filósofo, todo ser humano puede y debe cuestionarse en algún momento de su existencia sobre el tiempo, el dolor, la conciencia, la memoria, la libertad, la verdad, la amistad, el arte de amar, la memoria, el silencio, la fe o el arrepentimiento. Cada época ha dado sus propias respuestas a estos grandes interrogantes pero, pese a lo que algunos «adanistas» creen, lo esencial no cambia. Las cosas de la vida, las de siempre, esas que ocuparon a los filósofos desde la antigüedad clásica, son precisamente las que nosotros nos preguntamos hoy en día, y las que seguirán planteándose los seres humanos del futuro.